09 junio 2018

CARLOS ANGLADA | El madrileño bossa nova...! (2ª parte)

  
    Continuando con la extensa publicación sobre Bossa Nova Clube en la portada del Segundo Caderno Cultural del periódico O Globo, de fecha 05.09.2016, quería comentar aquí, el gran avance y transcendencia que ha tenido dicho artículo en la divulgación y desarrollo virtual de nuestro "Club de los Desafinad@s" dentro del sector musical en internet.

   Como ejemplo, basta con decir que en la actualidad, nuestro Canal de Bossa Nova Clube en YouTube, ha alcanzado la cifra de +11.500 suscriptores y +4.500.000 de reproducciones, cifras impensables hace tan sólo unos meses atrás.

   Volviendo a dicha publicación en su formato digital y prensa escrita (como ya expliqué en la 1ª parte del madrileño bossa nova, el artículo fue basado en la grabación en audio de una entrevista personal con el periodista Eduardo Macedo Rodrigues, apoyado en un texto conciso que previa revisión en la Editorial de O Globo, sería posteriormente publicado.
Pues bien, por motivos que desconozco, creo sinceramente que el escrito finalmente publicado, tiene varias omisiones, cambios de datos, inexactitudes e imprecisiones, tanto en el contenido general como en el sentido gramatical de algunas situaciones y/o relaciones con terceros.

   Por éste motivo, escribo a continuación la 2ª parte del madrileño bossa nova, con la completa traducción literaria al español del artículo publicado, con las rectificaciones, explicaciones, ampliaciones y/o los cambios pertinentes, fieles y acordes con mi realidad y la de Bossa Nova Clube.




   Continúa así:
Anglada venera del mismo modo a los artistas vivos, como a los que ya han viajado a las estrellas. Él visita en fechas puntuales entre otros, a Baden Powell, Nara Leão, Tom Jobim, etc., en el Cementerio São João Batista de Rio de Janeiro.
Durante toda mi vida, comenta, siempre me han ocurrido cosas y situaciones curiosas o grandes casualidades, relacionadas con el mundo de la música en general, y de la Bossa Nova en particular.
Recuerdo un día, cuenta Anglada, en mi época de turista, que decidí ir al Cementerio São João Batista, a llevar unas flores a 
Baden Powell (músico que conoció personalmente en Madrid), uno de los músicos que considero pilares fundamentales en la Música do Brasil.
Dentro del São João Batista, me costó encontrar el lugar concreto de mi visita. En la oficina administrativa de la entrada, no pudieron darme ninguna información, por la cantidad de papeleo burocrático que faltaba por ordenar, cadastrar o gestionar. Tuve que preguntar a un operario de la Santa Casa con ropa azul azul, de unos 70 años, que estaba haciendo labores de mantenimiento. Atravesamos juntos todo el lugar, hasta que me llevó a una pared lateral.
En aquellos días, y a pesar de haber pasado ya varios meses desde aquel 26 de Septiembre (2000), el sepulcro de Baden Powell todavía no estaba identificado con una lápida, estaba sólo marcado con el nº 32, dentro de un círculo.

   Encontré un grupo de personas, justo al lado de la tumba del músico, velando a la señora que fuera la madre de dicha familia. Por la proximidad y el momento, se entabló una conversación entre nosotros. El que parecía ser el hermano mayor, me preguntó si yo había venido también a visitar y/o a despedir a un familiar.
Les comenté que en realidad, estaba allí sólo para agradecer al genial guitarrista brasileño, toda la música que me había acompañado durante tantos años.
Dicho ésto, la situación cambió. La  familia empezó a mirarse unos a otros. Empezaron a emocionarse, diciendo que su madre, fue durante toda su vida, ferviente seguidora y apasionada por el genial Baden Powell.
Comentaron que en cierto modo, el destino, buscando una serie de casualidades encadenadas, les había querido buscar una especie de consuelo.



   Continuando con el personaje, decir que antes de escuchar los primeros acordes de Bossa Nova, Carlos ya soñaba con Brasil.
En su juventud, ya realizaba viajes imaginarios al país, recorriendo distintas Agencias de Viajes de su ciudad natal Madrid, coleccionando posters, folletos y revistas de turismo, preferentemente con imágenes de la ciudad de Rio de Janeiro.
Sabiendo de su pasión, a los 14 años, recibió un regalo muy especial de su hermano Raúl. Una bandera de Brasil.


Carlos Anglada & bandera do Brasil, década 1950

   Aquella no era una bandera común, fabricada en serie, ni industrial.
   La pieza estaba fabricada artesanalmente con pedazos de tela y tenía bordado el lema de "Ordem e Progresso" y 21 estrellas. Sin saberlo, Carlos tenía entre sus manos, una bandera original y originaria de la década de 1950, una bandera del tiempo del surgimiento de la Bossa Nova.


   Otra de esas casualidades, fue cuando su gran amigo Carlos Alberto Afonso, dueño de la Toca do Vinícius 
| Casa da Bossa Nova en Ipanema, resolvió crear en su fantástica tienda musical y librería, un escaparate-homenaje, al gran Bellini, con motivo de la celebración de la Copa del Mundo FIFA ese año en Brasil (2014).
   Hideraldo Luiz Bellini, fue el primer capitán de la Selección do Brasil en levantar una Copa del Mundo de fútbol (1958).
   Para decorar ese escaparate, se necesitaba casi como figura central, una bandera de Brasil de la época. Después de varias semanas de búsqueda, la bandera no aparecía. Y fue en un un comentario casual, cuando Anglada supo del interés de su amigo por conseguir tal reliquia para su temática decoración. La famosa bandera "ondeó" protagonista y orgullosa tras el cristal de la Toca do Vinícius durante toda la Copa del Mundo.


Toca do Vinícius  | Instituto y Centro de Referencia de la Bossa Nova (RJ)

   Un par de semanas después del término de la Copa del Mundo, Carlos llamó a Anglada para que viniese a recoger la reliquia que estaba en la Toca do Vinícius en calidad de préstamo.
   Y fue en aquel preciso instante en que Carlos Alberto Afonso le devolvió fisicamente la bandera, cuando Anglada pensó que aquel símbolo que siempre le había acompañado desde su juventud, símbolo de sus sueños, de la música que hasta hoy le apasiona, y de tantas y tantas cosas asociadas, que debería quedarse para siempre con Carlos, en el Instituto y Centro de Referencia de la Bossa Nova en Rio de Janeiro (RJ), en Brasil y en el Mundo.
La bandera, después de casi 50 años, por fin, está en casa...!


 No sé como argumentarlo coherentemente, continúa diciendo nuestro protagonista, pero inexplicablemente desde que tengo uso de razón, de una manera u otra, Brasil siempre estuvo presente en mi pensamiento.
   Al contrario de lo que sucede ahora, en donde hay saturación de información en todos los sentidos, en aquella España de los años 70', vivíamos una gran falta de libertad, donde el régimen militar del dictador Francisco Franco, básicamente nos decía lo que podíamos o podíamos ver, escuchar y/o leer.
   Basta decir, que durante décadas, los artistas internacionales, cuando programaban sus giras europeas, "borraban" literalmente de ellas mi país, castigándonos y privándonos a toda nuestra generación de emociones y experiencias, acordes con nuestra edad.
Como ejemplo práctico, comentar que el primer show de Música do Brasil en España, se realizó en Madrid, en el mes de Mayo de 1981, ese día inolvidable, en el que por fin, pude ver a pocos metros a Baden Powell

  Y claro, en todo aquel panorama cultural, todo lo que fuera escuchar música diferente a la nacional o a la "políticamente correcta" era complicado.   Recuerdo que era poco menos que imposible por estar bastante restringido, el poder comprar discos LPs importados o vinilos con  música diferente o alternativa a la emitida por las radios o televisión de la época. Medio audiovisual, en que por cierto, sólo existían los 2 canales de TV oficiales del Estado.

   El grupo de los amigos "más musicales", nos solíamos reunir los fines de semana en un Pub inglés llamado "Woody", situado en el madrileño barrio de Argüelles. El dueño de dicho Pub, no recuerdo como lo hacía, pero lo cierto es que conseguía regularmente todo aquel material musical inaccesible, y lo compartía con nosotros.
   Allí durante horas, escuchábamos atentamente todas aquellas maravillas de vanguardia. Así conocí a Miles Davis, Santana, Deep Purple, Yes, Emerson Lake & Palmer, Donovan, Crosby, Stills & Nash, Neil Young, James Taylor, y lo más importante, allí escuché por primera vez a João Gilberto.
   Recuerdo perfectamente, aquel día. En aquel momento, no podía ni siquiera imaginar, que aquel intérprete con aquella voz suave, que tocaba una música nueva y desconocida, me iba a influir tanto, como para hacer de la Bossa Nova, la tesis musical de mi vida. Aquel día en "Woody", nunca podría prever que esa música disonante, sofisticada, perfecta, me iba a hacer cambiar de país y de modo de vida. Y mucho menos, que el prestigioso periódico O Globo, iba a dedicar a Bossa Nova Clube, una portada en el Segundo Caderno Cultural.


Calçadão de Copacabana, Princesinha do mar | El camino, la verdad y la vida


   Carlos Anglada, trabajó en diversos sectores en España, relacionados comercialmente con el arte. Creó su propia empresa de distribución y comercialización de bisutería y bio-joias brasileñas. Eso le permitía viajar regularmente a Rio de Janeiro (RJ).
   Un día, en el aeropuerto Galeão, se dio cuenta, que cada vez le costaba más el volver a España, el estar otra vez lejos de la ciudad carioca que tanto ama.
   Quizás fue entonces, cuando inconscientemente ya se había decidido a trasladar su residencia definitivamente a Rio de Janeiro (RJ). Circunstancia que se produjo en el año 2010.

   Aquí él puede vivir de cerca y como siempre quiso el universo musical Bossa Nova, y así poder conocer de cerca aquellos artistas que siempre escuchó durante tantos años en Madrid. Encuentros casuales o programados, como aquel que tuvo lugar en el año 2003 en el aeropuerto de Barcelona, España. En aquella ocasión, fue a recibir a João Gilberto.
   Anglada en aquella ocasión "excepcional", fue acompañado de una miniatura del propio artista en forma de muñeco.




- Bom día João, bem-vindo a Barcelona, me gustaria presentarle a alguien que ha asistido conmigo a varios shows de usted por Europa. Y desenrollando una pequeña toalla color beige, apareció la pequeña figura...
- Joãozinho, te presento ao seu João, el músico que cambió para siempre la Música do Brasil. João cogió el muñeco, mirándolo fijamente durante unos instantes. Uno miraba al otro en silencio.
-  Obrigado, me dijo, creyendo que era un regalo...
- Disculpe João, no es un regalo, sólo quería hacer las presentaciones oficiales de ustedes dos. Me devolvió a Joãozinho sonriendo, diciendo que tenía prisa, porque en menos de dos horas tenía que tocar en L'Auditori. Le enseñé las dos entradas, diciendo que eran para nosotros dos... Me estrechó la mano y se alejó con sus acompañantes sonriendo.
- Aquel 09 de Julio de 2003, João Gilberto tocó durante más de dos horas, por segunda vez en Barcelona. Fue un concierto perfecto, lleno de novedades musicales y anécdotas.
El público, en un silencio absoluto, se entregó a JG desde el minuto 1.
Y yo, asistiendo desde el centro de la fila 4, con la figura asomando levemente por el bolsillo superior de mi camisa, podía ver en Joãozinho una cierta sonrisa..., estaba feliz de haber podido conocer personalmente al genial João Gilberto.



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